Niña Desapareció de su Cama en 1991 — 9 Años Después su Madre Reproduce su Juguete Grabador…

La Habitación de Princesas


Capítulo 1 — La noche del vacío (1991)

El 15 de octubre de 1991, Elaine Roads llegó a casa agotada tras un doble turno en el hospital de Portland. Su esposo, Charles, dormía. Subió las escaleras, abrió la puerta de la habitación de su hija Isabela —Isy— y encontró la cama vacía, la ventana abierta y las cortinas agitándose con el aire frío del otoño.

La policía llegó rápido: perros rastreadores, helicópteros, vecinos voluntarios. No había huellas, ni forcejeo, ni rastro alguno. La niña de 5 años simplemente había desaparecido.

Durante semanas, Portland entero buscó. Después, la atención mediática se desvaneció. El caso se enfrió. La familia se fracturó.


Capítulo 2 — 9 años después

En el verano del 2000, Elaine, ya divorciada, recogía sus cosas de la casa familiar. El dolor de la pérdida y la culpa habían carcomido su matrimonio con Charles.

Mientras abría cajas en su nuevo apartamento, encontró algo inesperado: la grabadora infantil de Isy. Decidió ponerle pilas nuevas.

De pronto, la voz de su hija de 5 años resonó en la habitación:

—“Probando, probando… soy Isabela Marie Roads y tengo cinco años.”

Las lágrimas corrieron por el rostro de Elaine. Pero entonces, otra voz emergió: la de Charles.

—“Isy, ven a la habitación de princesas cuando termines. ¿Recuerdas lo que te prometí? Luego iremos a Toys’R’Us a por ese pony nuevo.”

Elaine frunció el ceño. Nunca habían llamado a ninguna habitación “habitación de princesas”.


Capítulo 3 — Mentiras

Esa misma noche, Elaine volvió a la casa para recoger unos documentos. Charles le había dicho que estaba en terapia de duelo, como todos los martes. Pero el contestador automático reveló otra cosa:

—“Charles, soy la señora Jansen. Has faltado a tres sesiones ya. El grupo está preocupado.”

Tres semanas sin asistir. Charles había mentido.

En la ferretería local, George Harrison le dijo que Charles había comprado materiales de construcción hacía poco, diciendo que estaba montando una “sala de pasatiempos”.

Elaine no recordaba ningún proyecto. Un mal presentimiento comenzó a crecer.


Capítulo 4 — El descubrimiento

De vuelta en la casa, un ruido en el piso superior la alertó. Subió y encontró a Matthew Tenko, el mejor amigo de Charles, saqueando papeles en la oficina. Estaba borracho, fuera de sí. La atacó.

En la pelea, se golpearon contra el viejo ropero de la habitación de Isy. El mueble cayó y reveló un compartimento oculto bajo el suelo. Dentro había docenas de cajas llenas de cintas VHS. Todas llevaban la misma etiqueta:

“Habitación de princesas.”

Matthew recogió varias y huyó, dejando a Elaine temblando con el resto de las cintas aún allí.


Capítulo 5 — La verdad grabada

La policía llegó. El detective Morrison insertó una de las cintas en el televisor.

En la pantalla, Isy jugaba con bloques. Charles, tras la cámara, le decía:
—“Ve a la habitación de princesas y sorpréndeme.”

La niña bajaba unas escaleras. La cámara mostraba una habitación pintada de rosa, decorada con princesas.

Luego, Charles se sentaba junto a ella en la cama y comenzaba a tocarla.

Elaine gritó:
—“¡Apáguenlo! ¡Dios mío, apáguenlo!”

El detective pausó el video.
—“Señora Roads, tenemos causa probable. Necesitamos registrar el sótano.”


Capítulo 6 — El sótano

Los oficiales usaron un ariete para derribar la puerta reforzada del sótano. Tras revisar, hallaron un panel falso detrás de la lavadora. Un pasadizo estrecho, insonorizado, iluminado por luces de hadas rosas, conducía a una puerta decorada con pegatinas de princesas.

Cuando Morrison llamó, la cerradura se abrió y una voz alegre dijo:
—“Papá, llegaste temprano.”

La puerta se abrió revelando a una adolescente de cabello enredado, camisón rosa y ojos desconcertados. Al ver a los policías, gritó:
—“¡No, no, papá dijo que todos estaban muertos!”

Elaine irrumpió y, con lágrimas en los ojos, susurró:
—“Isy, soy mamá. Soy yo.”

Al principio la chica no creyó. Entonces, Elaine dibujó en su propia mano una mariposa sonriente, el mismo “tatuaje feliz” que solía hacerle a su hija de niña.

Los ojos de Isy se llenaron de reconocimiento.
—“¿Mamá?”

Se abrazaron después de nueve años de cautiverio.


Capítulo 7 — El monstruo expuesto

Charles fue detenido esa misma noche, junto a Matthew y otros seis hombres. La policía descubrió que formaban parte de una red llamada La Hermandad del Santuario Familiar, dedicada a grabar y compartir material de abuso.

En el interrogatorio, Charles confesó con calma:
—“La tomé esa noche. Abrí la ventana para fingir un secuestro. Vivió nueve años en mi habitación de princesas. Le dije que el mundo había terminado, que solo quedábamos nosotros.”

Hablaba como si hubiera cumplido un plan maestro. Morrison, apretando los dientes, apenas podía contener la rabia.


Capítulo 8 — El regreso de Isy

En el hospital, Isy comenzó a comprender que había sido engañada.

—“Papá dijo que debía tener un bebé para salvar a la humanidad… pensé que era verdad.”

Elaine la abrazó con ternura.
—“Nada de esto fue tu culpa. Lo que él hizo no era amor. El amor verdadero protege.”

Isy lloró como no lo había hecho en años.


Capítulo 9 — Epílogo

Los medios nacionales explotaron con el caso: “La habitación de princesas: el sótano del horror de Portland.”

Charles fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Matthew y el resto de los cómplices recibieron largas sentencias.

Elaine e Isy, ahora adolescente, comenzaron un largo proceso de terapia. Volver a confiar en el mundo no sería fácil.

Pero mientras salían del hospital, madre e hija de la mano, Elaine susurró:
—“Estamos juntas. Y mientras estemos juntas, podemos enfrentar cualquier cosa.”

Las luces de la ambulancia aún iluminaban la noche, pero por primera vez en nueve años, Isy vio más allá de la oscuridad.


💡 Fin de la novela.